Este apartamento fue el escenario de una familia moderna que lo llenó de vida desde el primer día. Con sus tres habitaciones, un estudio acogedor y ventanales por donde siempre entra la luz, aquí crecieron dos hijos que ahora vuelan alto, estudiando en otros países, mientras los padres disfrutan con orgullo de sus logros.
En las noches frías, la chimenea fue el corazón del hogar: allí se compartieron historias, risas y confidencias en familia. La cocina abierta se convirtió en el punto de encuentro para preparar recetas, celebrar triunfos y apagar las velitas de cumpleaños.
Vivir aquí siempre fue sencillo y cálido: salir a pie a la panadería, tomar un café a pasos y disfrutar de tener todo cerca.
Hoy, con el nido vacío, los padres deciden buscar un lugar más pequeño, pero dejan atrás este hogar luminoso que fue testigo de amor, unión y de una familia creciendo. Un espacio listo para acoger a nuevos habitantes que quieran encender su propia chimenea y escribir nuevas memorias.